ALFREDO LEUCO nos propone sumarnos al pedido de nominación de Juan Carr al premio Nobel de la Paz 2012. Juan es uno de los hombres más solidarios de la tierra. Parece que no tuviera odio. Que estuviera hecho de la madera más noble: la solidaridad. Multiplicó el voluntariado, lo puso en un primer plano. Utilizó los medios de comunicación de la mejor manera: para sembrar y para unir. Descubrió que los medios de comunicación salvan vidas, que la información sana, abriga, educa, alimenta. Jamás bajó los brazos. Siempre fue al frente. Hace 26 años que Juan produjo el milagro. Los médicos le diagnosticaron un cáncer terminal. Juan no desesperó. No es un hombre fácil de vencer. Tal vez lo ayudó la fe y su monumental fuerza de voluntad y su optimismo a prueba de balas. Pero lo cierto es que ese maldito cáncer empezó a recular ante tantas ganas de vivir y un día se fue del cuerpo de Juan para no volver nunca más. Juan se salvó de la muerte y cambió su vida. La dedicó a hacer el bien sin mirar a quien. Los científicos nunca se pudieron explicar qué pasó dentro del cuerpo de Juan Carr que, para devolver tanta energía, fundó la Red Solidaria. Es una de las organizaciones de voluntarios más original, eficiente y sensible. No se casa con nadie, con ningún partido, con ninguna marca y eso lo mantiene siempre independiente. La Red es absolutamente transparente porque nadie toca dinero. Se trata básicamente de acercar a dos personas :una que necesita dar y otra que necesita recibir. Es la génesis de la solidaridad: ayudar a los demás para ayudarse a sí mismo. El que ayuda justifica su paso por el mundo. La Red Solidaria fue creciendo hasta convertirse en una referencia nacional admirada internacionalmente. Fue consiguiendo de todo. Sangre, ladrillos, comida, computadoras, pañales, calefones, tapitas, semillas, abrazos, sillas de rueda, trabajos, ciudadanía, polenta y esperanza. Y la figura de Juan se hizo icono. Edificó su propia credibilidad. Se hizo garantía de transparencia. En esta Argentina cruzada por la crispación y el agravio Juan da un ejemplo de convivencia. Cada día hay más voluntarios en la Argentina. Pero hay alguien que levanta la bandera bien alto: Juan Carr, el abanderado. Por eso, nos sumamos. Para tratar de multiplicar las voces y fortalecer su candidatura. Un premio Nobel para Juan es un premio, para todos los Juanes de esta tierra y de todas las tierras. .
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