Una serie de palabras no es un texto, no es un acto de comunicación
porque faltan dos elementos esenciales: cohesión y coherencia. Pero además el hablante tendrá que
seleccionar la función del lenguaje adecuada a la intención del mensaje.
El leguaje puede tener 3
funciones fundamentales: informativa, expresiva o apelativa. Si redactamos una
noticia periodística utilizamos un lenguaje informativo. Es decir, objetivo,
con escasa adjetivación y con el fin de enumerar datos, características del
hecho. Si redactamos un cuento utilizamos lenguaje expresivo, es decir,
subjetivo, rico en adjetivación y con el fin de trasmitir emociones, pareceres,
sentimientos. Si redactamos una publicidad o propaganda utilizamos un lenguaje
apelativo, es decir con el fin de modificar actitudes del oyente, generalmente
con verbos en modo imperativo.
Daré un ejemplo en el
que el mismo tema puede ser trasmitido con distintos objetivos .
“El Atlántico es un océano que separa
África de América” . No hay adjetivos, sólo datos, no aparece el hablante. He
utilizado lenguaje informativo como en
los libros de Geografía
“El océano Atlántico calmo y majestuoso fue el camino para
que mi adorada abuela fundara esta
familia en una patria generosa”. He
utilizado lenguaje expresivo como el de
una novela
“Cuidemos el océano Atlántico. No arroje basura en su
cuenca”. He utilizado lenguaje apelativo
como un cartel de Green Peace.
Si tengo que discutir con alguien, ¿cuál usamos?
Podemos decir- “Cállese la boca o lo echo”. (función
apelativa)
“Su actitud no es la
adecuada y quizá debería mantener un respetuoso silencio para no perder su invalorable puesto en esta prestigiosa
Institución”. (función expresiva)
“Ante las opiniones vertidas en la reunión, la Gerencia ha
resuelto prescindir de sus servicios”
(información lisa y llana y además elegante)
Aquí aparece el tema
que ya hemos tratado: la poca riqueza de vocabulario que muchas veces lleva a la violencia verbal
o física. Se llega al insulto porque no tengo palabras para poner límites o
desprestigiar con altura. En vez de decir es un necio, un incompetente, un
oscurantista, un analfabeto, un iletrado, un torpe, un inútil, un incapaz sólo decimos es un boludo. Y más aún, ante
la falta de la palabra, pegamos un empujón, damos un puñetazo, escupimos.
Es que a veces la falta de vocabulario puede producir malos entendidos. Una vez dije que una alumna era mi hija
putativa y se armó un alboroto porque pensaron que la estaba insultando.
Elsa Scopazzo
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