Otro giro del caleidoscopio 92º jueves 3 de enero de 2013 Balance del año

Por Susana Abelson

En la última revista del año del diario La Nación, hay un artículo que escribió Sergio Sinay donde habla de los balances que hacemos para estas fechas.
Pensar que dentro de 12 meses, o 52 semanas, u 8760 horas, estaremos ante una situación parecida. En realidad la vida sigue, los cambios de año no son momentos espasmódicos en nuestras vidas. Si bien algunos proyectos se cierran (bien o mal) surgen situaciones nuevas. Pero para seguir y mientras hacemos correcciones en el derrotero no está mal preguntarse qué de bueno dejamos en el trabajo, en los vínculos, en el hogar, en la ciudad, en el barrio, en la cuadra. Ante tantas preguntas lo importante es tener la capacidad de respuesta y en ellas estará el análisis de nuestras actitudes, las conductas, las elecciones y las decisiones.
Hablé de derrotero… sí, porque si pensamos la vida como un viaje, no podemos dejar afuera la alegría de la llegada, es decir el poder concretar la meta proyectada. ¿Y qué pasa en este viaje? Correremos riesgos, afrontaremos incertidumbres, condiciones adversas y ante éstas deberemos tener la capacidad de recuperarnos ante las frustraciones.
Pienso en la canción ‘Es la vida que me alcanza’.
Y cuando nos alcanza, o nos pasa por encima, o nos hacemos, a veces, un autoexamen, nos preguntamos: ¿Por qué hago cosas que no me hacen feliz? ¿Cuándo aprenderé a decir no?. Y cuando tomamos distancia de algunas cosas surge la pregunta: ¿Cómo hice lo que hice? ¿Cuáles fueron mis aciertos y errores?. No se trata de medir en términos de éxito o fracaso simplemente, sino de actitud, de compromiso con lo emprendido, de ser concientes del rumbo en el que estamos encaminados.
A veces nos llegan propuestas inesperadas y a veces nos desafiamos con iniciativas que incluyen nuevos proyectos. Dice Sinay que lo importante es poder sostener los proyectos y en el andar, las elecciones tomadas tienen un efecto, una consecuencia, lo que requiere un golpe de timón para tomar una nueva elección , una nueva decisión , una nueva actitud, una nueva acción y así nos vamos convirtiendo en arquitectos de nuestro destino, no solo por las visiones, los proyectos, los sueños o las utopías sino por las huellas que vamos dejando atrás, tanto en nuestras vida como en las de otros.